COMO PLANTAR  LAS  PAULOWNIAS.

 

No se puede pensar en plantar paulownias si no se dispone de terreno. Pero tampoco todos los que disponen de tierra pueden disfrutar de una plantación de paulownias, pues no todas las tierras tienen las mismas características.

 

Aunque actualmente esto está cambiando gracias a terrenos en pruebas que Rach´s Greeen Planet dispone por puntos de la peninsula

El primer detalle lo centraremos en el agua. La paulownia necesita agua. Si el clima no aporta la suficiente en primavera y algún aguacero que suavice el verano, tendremos que regar; al menos, los 2 primeros años. Lo ideal es un riego por goteo, siempre que el presupuesto lo permita. Podremos dar de este modo muchos pequeños riegos cuando la paulownia está recién plantada, con las raíces muy cerca de la superficie, e ir haciéndolos mayores y más espaciados a medida que éstas ganan profundidad.

 

En segundo lugar están las características edafológicas del suelo. La paulownia necesita mucha respiración en las raíces, por tanto, no las tendremos sumergidas en agua. La tabla de agua o nivel freático estará a más de 2 o 2,5 metros de profundidad. Y por otro lado, el suelo será suelto y ligero. Va muy bien en terrenos arenosos, pero no tolera los compactos. Según múltiples fuentes (o una sola que se ha extendido como un dogma) el dato es el 20% de arcilla, por encima de este porcentaje la paulownia tendrá problemas, En cuyo caso sería conveniente formar caballones para facilitar la aireación de raíces y alejarlas de posibles encharcamientos.

 

Si el suelo es poco profundo, con la roca madre cerca de la superficie, habrá que hacer zanjas con maquinaria apropiada y llenarlas con un sustrato mejor o con el mismo material extraído, una vez que la máquina lo ha triturado en el propio proceso de extracción. Sin embargo, es mucho mejor proceder a un subsolado con una uña o ripper en un tractor de gran potencia, preferiblemente de orugas, que irán triturando el pedregal generado hasta convertirlo en un terreno aceptable. La profundidad será la máxima que podamos, intentando llegar a los 90 o 100 cm.

 

Otro factor importante para el cultivo de la paulownia es el pH del suelo y, en cierta medida, del agua de riego. Son ideales los valores comprendidos  entre 6 y 7.5, siendo 6.5 el valor óptimo, y como válidos se aceptan valores de entre 5.5 y 8, aunque hay casos en los que la paulownia llega a adaptarse a pH 5 y a pH 8.5.

 

La paulownia tendrá problemas con terrenos o aguas salobres. Sin embargo, sorprende la cantidad de contenido orgánico que soporta, pudiendo ser regada con aguas fecales o con purines. Admite gran cantidad de estiércol o de compuestos de nitrógeno (nitratos, urea...). A lo largo del primer año, durante la etapa de crecimiento, podemos abonar con 0,250 unidades fertilizantes de nitrógeno por cada paulownia, incrementando esta dosis al doble durante el segundo año. Se elegirá un abono de acción básica o ácida en función del pH del suelo para favorecer su absorción. En caso de necesitar una preparación del terreno, habría que tener en cuenta la idoneidad de repartir el abono en ese momento para su correcta distribución, sobre todo, si se trata de estiércol (de 20 a 30 toneladas por Ha). Como toda preparación debe realizarse con suficiente antelación para permitir una correcta meteorización del suelo, este tiempo vendrá bien para que el estiércol termine todo resto de fermentación.

 

Ha llegado el momento de adquirir las paulownias. Si ya has leído algo en el capítulo de micropropagación sabrás que la única alternativa viable es realizar una plantación de paulownias procedentes de un laboratorio de micropropagación. A nosotros nos las aporta de momento uno situado en Valencia.

 

Una vez elegido el distribuidor, contactaremos con él con suficiente antelación para asegurarnos de que dispondrá de la cantidad de paulownias que necesitaremos para la fecha prevista, que bien puede ser el otoño si no se esperan heladas (en climas costeros, por ejemplo), o más frecuentemente, en la primavera cuando ya no exista riesgo de hielos. Las paulownias aguantan bajas temperaturas, llegando a resistir hasta 20 grados bajo cero (según variedades), pero hablamos siempre de árboles establecidos. Las que vienen del laboratorio acaban de sufrir un estresante proceso de adaptación al exterior y no suele ser suficiente como para aguantar tan bajas temperaturas, pues los tallos no están lignificados. Hay distribuidores que proporcionan plantas de un año, normalmente cortadas cerca de la base y rebrotadas, de modo que aunque hiele y se seque la parte más reciente, hay muchas garantías de que vuelvan a rebrotar del tronco más antiguo.

 

Tendremos claro el destino que le vamos a dar a las paulownias, si va a ser para biomasa, plantaremos hasta 1300/Ha paulownias en un marco de 3 X2.5 y hasta 300/Ha en un marco de 6 X 6 si pensamos obtener madera de calidad.

 

Preferiblemente plantaremos cuando el suelo esté húmedo, pero esto es sólo un deseo. Hay factores que son imperativos, como el plantar en cuanto recibamos las paulownias. Cualquier dilación provocará un aumento en las pérdidas. Hay que tener en cuenta que recibiremos plantas de crecimiento rápido en macetas muy pequeñas, incluso en bandejas forestales. Si el terreno está seco y disponemos ya de la instalación de riego automático, daremos un riego previo. En todo caso, mojaremos bien las macetas antes de la extracción para evitar que el terreno circundante deseque los cepellones. Esta humedad es necesaria y el factor más delicado en éxito de la plantación, pues las macetas no deben enterrarse mucho. La superficie del sustrato de la maceta debe quedar a ras de tierra o como mucho, taparse con uno o dos centímetros de tierra. Esto provocará una rápida pérdida por evaporación si los días son soleados. Sea el sistema que sea, goteo, riegos manuales, o rezos al dios de la lluvia, deberemos garantizar que las raíces no pasan sed durante las primeras cuatro semanas. Luego ya serán ellas las que se encarguen de buscar si nosotros fallamos por algún motivo. En este caso, la sed moderada no provocará pérdidas, aunque lo notarán los crecimientos. Antes de plantar, conviene echar u vistazo al sistema de plantación que yo empleé, aunque para grandes plantaciones es necesario acudir a los servicios de una empresa con maquinaria de plantación automatizada.

 

Establecida la plantación evitaremos en la medida de lo posible la competencia de malas hierbas. El terreno puede ser sometido a gradeo siempre que el tractorista no se acerque demasiado a las plantas. Lo que crezca junto a ellas se eliminará manualmente. Evitaremos en la medida de lo posible el uso de herbicidas por motivos ecológicos, pero si no quedase otro remedio, utilizaremos uno de contacto utilizando pantalla para que no toque el tronco (muy verde y absorbente cuando son jóvenes). Intentaremos evitar los herbicidas a base de glifosato, que será absorbido por las raíces y causará más perjuicios que beneficios. Además de que es muy dañino para las aguas subterráneas.

 

Dejaremos siempre que sea un único tronco principal y ramas laterales que por mucho que crezcan, no compitan con el liderazgo del tronco vertical. Estas ramas se podarán en invierno, dejando casi todo el tronco libre de ellas dejando las del último tercio sin podar siendo esta última corriente las más aceptada últimamente. Los defensores de esta técnica se ahorran el trabajo de pinzado de yemas y aseguran que una mayor parte aérea alimenta un sistema radicular más desarrollado, que a su vez, proporciona más alimento a la parte aérea. Este ciclo se traduce en un mayor engrosamiento del tronco, que es en definitiva lo que se busca. De todos modos, estas ramas cortadas que sí dejarán un nudo en la madera afectaran sólo al primer anillo de la madera, al segundo, en todo caso. Es decir, al centro del tronco, siendo el resto de tan buena calidad como con la primera técnica.

Por otro lado, si durante el primer año no alcanzan la altura deseada, habrá que cortar a ras del suelo, por lo que todo nuestro esfuerzo de pinzado habría sido innecesario, sino que además habría resultado perjudicial al haber restado una parte del vigor de la planta y del desarrollo de raíces que es precisamente que tras el recepe crezcan como si alguien las asustase desde abajo.

 

En resumen, si al poco de plantar vemos que nos están saliendo dos troncos, eliminamos uno de ellos y no tocamos nada más durante el primer año. Si el tronco no nos alcanzó los cuatro metros, lo que suele ser frecuente cuando las condiciones no son óptimas, y hay muchos factores que pueden hacer que no lo sean (tipo de suelo, fallos en le riego, faltas de abono, fechas de plantación no ideales...), cortaremos las paulownias casi al ras del suelo al final del invierno, cuando las yemas estén empezando a hincharse. Nos dará mucha pena perder un año de crecimiento, pero ese crecimiento del año anterior sirvió para producir un buen sistema de raíces y el rebrote será espectacular, superando en crecimiento a las que hubiésemos dejado sin talar en caso de querer hacer una prueba indultando alguna. Y si bien no las superan en mucha altura, sí las superan en calidad, pues todos esos metros serán de un crecimiento continuo, proporcionando un fuste recto y uniforme. Que en este segundo año pincemos brotes laterales o los dejemos crecer, será decisión de cada agricultor, aunque repito que lo más aceptado últimamente es no tocar y podar laterales en invierno. Se pierde algo de altura, pero se gana en grosor de tronco.